24 de mayo de 2013

Prólogo parte 2: Los últimos momentos.

<<|~Prólogo~|>>
Partes de este capítulo:
~Parte I~ ~Parte II~ ~Parte III~ ~Parte IV~ ~Parte V~
-¿Rebelión?, No me vengas con eso- vociferaba Masaia aquella mañana a sus escoltas mientras preparaban las ejecuciones. -Es imposible que eso suceda en Jonovia, la ciudad está libre de esa escoria, Sudd es totalmente nuestra y para celebrarlo no hay nada mejor con algunas ejecuciones de los subversivos-.
-¿No cree que deberíamos esperar unos días más?- Dijo uno de los escoltas.
M: Son órdenes del Jefe Supremo, no puedo hacer nada. 
E:  Me sorprende como es que no suplican por sus vidas.
M: Tienen su código de fidelidad, como nosotros hacia nuestra amada Jonovia. Lo que nos diferencia de ellos es que pelean por una causa perdida, sin pies ni cabeza. En cambio nosotros peleamos por la paz y la unión de la Jonovia.
Uno de los sentenciados a muerte que escuchaba la conversación, enojado, gritó:
P: No es eso, verdugo. ¡Nosotros peleamos por la igualdad, la justicia y para dar muerte a los que creen que nos defienden del mal que es el bien en realidad y no por un dios, por forjar un imperio o una dinastía como ustedes quieren y hacen creer al pueblo Jonovia! ¡Jonovia muere de hambre y ustedes están alimentándola con cadáveres y odio en vez de pan y agua, por eso estamos peleando! ¡Muy pronto empezará la verdadera revolución y más vale que te arrepientas de lo que has dicho, mi verdugo, por que tú serás de los primeros y nunca podrás contra nosotros! ¡venceremos!, ¡venceremos!, ¡vencere...!
Masaia, con su espada afilada, le cortó la cabeza antes de terminar.
M: Ya estaba molestándome, era mejor que fuera uno de los primeros antes de que empiecen las ejecuciones oficiales.
 Dentro de unas horas, la plaza estaba llena de los ciudadanos de Jétrel y algunos de los soldados del ejército. Los sentenciados, los escoltas y Masaia se encontraban sobre una alta plataforma de madera donde se podía ver con claridad a pesar de lo muy lejos que estuviera cualquier espectador. Fue entonces cuando las ejecuciones empezaron. Al llegar Xenón y Geo, que estaban en la multitud, Masaia los saludó diciendo:
M: ¡Que la Trinidad bendiga al orgullo jonoviano! Esta ejecución la dedico a él, ¡Xenón de Jonovia y a su hermano Geo!
Masaia no pudo oír la respuesta de Geo por que estaba muy lejos de escucharlo además de los ruidos de la multitud y que estaba distraído por que debía estar a cargo de hacer la última ejecución como solía ser costumbre militar de Jonovia. Al haber terminado, se dirigió a la multitud con la espada en mano desde la plataforma de madera donde estaba y exclamó con orgullo: -¡Hasta ahora, hemos visto sangre jonoviana caer en esta ciudad sin cansancio, pero al fin, la ciudad ahora es nuestra y la escoria ha sido erradicada!¡Muerte a los infieles!
Masaia jamás sabía que su vida corría peligro ya que estaba en un estado de extremo positivismo. La victoria de Sudd, le abría las puertas al éxito militar por que pronto tendría parte mando de las fuerzas oficiales del Reino de Estrek y dejaba por entonces a las fuerzas rebeldes la pérdida de un punto estratégico de reunión de sus fuerzas que era aquella ciudad. No habían nubes grises en el cielo azul para él. Sin embargo, el destino parecía reservarle otra cosa. Aquel día frente a la multitud festejante al haber terminado su breve discurso, Masaia recibió una flecha en el hombro, en una abertura entre la coraza y las hombreras de la armadura. Con algo de fuerza, resistió la fuerza del impacto y no cayo al suelo. Fue entonces cuando fue herido de vuelta. Esta vez, en el pecho, rompiendo así parte de su armadura. El sangrado era inevitable y la situación se volvió peor cuando un disparo final penetró otra parte de su coraza llegando al corazón...

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