13 de septiembre de 2013

Capítulo 1 parte 2: El tiempo, es ahora.

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...la más hermosa de las cuatro ciudades principales de Estrek...
Guirldan, la más hermosa de las cuatro ciudades principales de Estrek, fue el hogar de comerciantes y compradores en donde siempre se encontraba lo que se buscaba ya sea mercancías caras y lujosas hasta mercenarios y guardaespaldas entrenados. Era una ciudad de edificios grandes y majestuosos y más rica que la ciudad de Ener. La población era muy fluida ya que cada año 9 de cada 10 de los habitantes que se habían trasladado a esa ciudad hace un año, viajaban a otras gobernaciones en busca de aventuras o un sitio donde establecerse el siguiente.
A diferencia de Ener, Guirldan no tenía murallas y por eso, aceptaba a cualquier persona que quería habitar en su suelo. Durante los primeros años desde su fundación, fue objetivo de plagas y enfermedades que traían los aventureros y los nómadas. Pero, con el tiempo, fueron tratadas por los médicos tanto locales como los que eran de otras gobernaciones. Desde ese entonces funciona en la ciudad una universidad cuya función es la de formar principalmente médicos y cirujanos, hijos de familias nobles y de la clase media.

La vida allí no era la esperada. Al ser muy abierta a cualquier viajero, se debía tener cuidado con la decadencia que se escondía en la ciudad. Muchos nómadas y aventureros fueron persuadidos por la codicia de los juegos de azar y condenaron su vida a pagar deudas. Desde sus comienzos, Guirldan era muy pobre en ingresos. Eso sí, tenía una política muy severa hacia los deudores heredada por su fundador, Guirldan, el cobrador de almas. Su lema, que fue posteriormente usado por los sucesivos jefes de la ciudad, fue, en un tono simplista y claro: "Debes, pagas; no pagas, mueres o trabajas". A pesar de haber tenido mala fama en sus comienzos, muy pronto, la ciudad se volvió rica por medio de un sistema de comercio y deudas riguroso y estricto.

Ria Tirián de la casa Tritión, era una joven de cabellos castaños claros y ojos verdes. Hermosa a la vista de cualquier distancia, tímida, dulce y delicada. Era de una edad de 19 años, culta y sabía de la política del mundo conocido. Ria estaba saliendo del palacio de la casa noble de Tritión. Su rostro parecía feliz y radiante hasta que vio el jardín que ahora era amarillo por el poco cuidado que se le hacía. Ria caminaba por los jardines del palacio de la casa noble de Tritión observando como el sol caía en el horizonte del oeste mientras pensaba con melancolía y llevaba un ramo de cinco flores. Siguió su paseo por los senderos del jardín hasta llegar a una reja cubierta por enredaderas. Buscó la puerta entre la verde maleza hasta encontrarla. Ria, entonces, lentamente la abrió mientras caían las enredaderas que la habían sellado. La abrió completamente y entró. Habían cinco lápidas, cuatro con nombre y una sin. La doncella se acercó a las tumbas y se arrodilló para estar a la misma altura de ellas. Observó durante unos momentos las formas de piedra y mármol. Su mirada se tornó más seria que cuando entró, ya no era la hermosa y dulce Ria de antes, era una esencia... diferente... Durante unos minutos se quedó en silencio hasta que, con palabras cortantes, dijo:
Ría: Ya ha pasado mucho tiempo... Ya es la hora... de la venganza. Padre, madre, hermanos... mi camino a partir de ahora deberá ser hacia Inae. Debo darme prisa y prepararme... Espero... no fallar...
Hubo una pausa, el viento empezaba a soplar con fuerza. Ria le dio a cada tumba una flor a excepción de la que no tenía nombre. Se paró y dijo:
Ría: Nuestra casa noble ha sido deshonrada y maldecida por aquellos que antes eran amigos y ahora son enemigos. Espero que nuestros ancestros estén de acuerdo con las acciones viles que llevaré a cabo. No temeré a lo que me esperará en el más allá después de cobrar nuestras deudas. Yo, Ria Tirián, última descendiente de la casa de Tritión, no descansaré hasta que hayan pagado por que nos han hecho... ¡Nunca!

...Habían cinco lápidas, cuatro con nombre y una sin.

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