2 de noviembre de 2013

Capítulo 1 parte 5: Confianza (Pinto).

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Partes de este capítulo:
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...un pueblo de paso...
25 de Hera, ciudad de Inae.

Pinto: Así que esta es Inae. Ha cambiado mucho desde la última vez que llegamos... ¿Cuánto habrá sido?
Teodoro: Ya hace ocho años, señor.
Pinto: Vaya, ahora está mucho mejor desde aquella tragedia...

El príncipe Pinto y su consejero Teodoro caminaban por las calles de Inae, un pueblo de paso que obtuvo el título de ciudad por ser un nexo entre la gobernación del Estrek Oriental y Estrek.

Pinto: Mira que hermosos edificios. Llenos de guirnaldas por los festejos de la ciudad por su fundación. Niños correteando de un lado a otro. Estrek siempre tiene algo nuevo que mostrarnos a pesar de todo.

Pinto caminó por la plaza central, donde se vendían artículos de cualquier tipo. Desde alimentos y ropas hasta armas y equipo para viajar. Detuvo su caminata y miró a las personas que estaban comprando allí. Luego de un momento se acercó a una de las tiendas.

Pinto: Espera aquí, Teodoro.
Teodoro: Señor, ¿Qué hace?

Unos minutos después vuelve con una pequeña bolsa.
Pinto: Lo mejor de estar aquí es que nadie sabe que soy de la nobleza.

Sacó de la bolsa una fruta de color verde de forma similar a una manzana con su mano derecha.

Pinto: No me puedo resistirme a comer estas Záradas* (manzanas verdes). Las del Archipiélago siempre tiene las mejores. Ya recuerdo por qué me fascinaban.
Teodoro: Señor, tenemos que apurarnos para ir a las afueras de Inae, a la celebración de la fundación junto con los nobles. Allí estarán los cortesanos.

Pinto quedó en silencio y se puso serio mientras sostenía la manzana. Después de un momento dijo:

Pinto: Cierto es, mi consejero. En primer lugar tenemos que conocerlos más a ellos y a las casas familiares que pertenecen. Luego, veremos quién puede ser el que está detrás de la conspiración. ¿No tienes a alguien en sospecha?
Teodoro: Es muy probable, pero muchos de ellos tuvieron algún conflicto con su padre, el rey y todavía siguen en su cargo. Historias como deudas, temas territoriales, repartición de las riquezas y la lista sigue. De todos modos, es mejor apurarnos para llegar más temprano de lo normal. Nos esperará el anfitrión: Strorria Dereck de la casa Hertz.
Pinto: Sí, tienes razón. Tenemos que ir a las afueras de Inae antes de que...

...la figura sacó una máscara...
Pinto se quedó en silencio durante un momento. Algo había percatado su atención en la plaza. Una figura encapuchada estaba sentada en una banca con la cabeza agachada. Parecía esperar a alguien. Pinto la miró durante un momento. No parecía tener buenas intenciones. El tiempo se sentía que pasaba lentamente mientras que Pinto observaba a la figura. Todo terminó cuando ésta levantó la cabeza y se hizo ver su rostro. La totalidad de su cara estaba tapada con vendajes a excepción de su pelo, su nariz y sus penetrantes y puros ojos rojos sangre. A pesar de esto, Pinto reconoció que aquel rostro era femenino y sintió un miedo en su interior al ver esos ojos. Él, se quedó parado sin moverse, observando. De repente, la figura sacó una máscara de doctor que llevaba guardada, se la puso y fijó una última mirada todavía más seria y misteriosa hacia Pinto con sus ojos rojos ahora tan brillantes que se veían con más intensidad, aun con la máscara puesta. Pinto estaba asustado por lo que estaba viendo, pero mantuvo su compostura en todo momento. Fue entonces que oyó una voz que susurraba en su oreja derecha. Era de un lenguaje incomprensible que él no lo entendió. Sin embargo, antes de que pasara algo, sintió una mano en su hombro izquierdo. Era Teodoro.

Teodoro: ¿Señor se encuentra bien?

Pinto parecía haber estado todo el tiempo en una ilusión. Estaba confundido. Fue poco tiempo después cuando se dio cuenta de que solo habían pasado unos segundos.

Pinto: ¿Lo viste?
Teodoro: ¿A quién señor?
Pinto: A la mujer que estaba sentada allí -señala el banco-.

Pinto vio la banca y se sorprendió al ver que no había nadie sentado allí. Miró hacia todos los lados buscando aquella mujer encapuchada pero ya no estaba más allí. No comprendía lo que estaba pasando y entonces balbuceó:

Pinto: Nada... No es nada, sólo pensaba que... nada... Debo de estar cansado por el viaje. Mejor apresurémonos antes de que se haga tarde. Volvamos a los caballos.

~o~

En las afueras de Inae se situaba el palacio de la casa Hertz, una de las más grandes y ricas familias de Estrek y hasta del mundo conocido. Durante los últimos años había fortalecido su dominio sobre puertos en diferentes gobernaciones.

Cada año, los nobles y cortesanos elegían un lugar y una fecha para hacer una celebración. Tradicionalmente era un festejo religioso haciendo culto a La Trinidad haciendo ofrendas. Pero, con el paso del tiempo, se transformó en una celebración entre nobles y dejando de lado a la religión cuando aparecieron diversos cultos paganos y diferentes formas de ateísmo. Obligatoriamente, todos los invitados debían ser parte de una de las 10 casas familiares de Estrek. La casa Real podía asistir opcionalmente.

Strorria era un noble tradicional y lo habían elegido como anfitrión de este evento. Era de ideas autoritarias y muy conservadoras. Ni bien Pinto y Teodoro entraron a las murallas, fueron recibidos por los criados y llevados dentro del palacio, a la sala principal donde estaba Strorria junto a otros sirvientes. El criado, que acompañó durante todo el trayecto a Pinto y Teodoro, anunció:

Criado: Mi legendario señor, han llegado los primeros invitados.

Strorria estaba de espaldas al criado supervisando a sus otros sirvientes. Su actitud se volvió agresiva al oírlo.

Strorria: ¡Criado estúpido! ¡Deberías saber que los invitados siempre vienen a la puesta de sol! ¡Ya verás pronto el escarmiento que te voy a dar!

Strorria dio órdenes a sus lacayos de irse con un chasquido de dedos y se dio vuelta. Se sorprendió al ver a Pinto.

Strorria: ¡Príncipe Pinto! ¡Qué agradable sorpresa! Pensaba que llegaría más tarde junto a los otros invitados.
Pinto: Bueno, nos adelantamos un poco más de tiempo para ayudarlo en lo que podamos.
Strorria: No tenían porqué molestarse por eso. Lo tengo bajo control. ¡Criado! ¡Sírveles una copa de vino a cada uno!
Teodoro: Deberíamos evitar tomar vino. Ya sabe que, por la tradición de esta fiesta, se nos prohíbe tomarlo durante el día hasta la medianoche.
Strorria: Vaya, conoce mucho más del evento que yo. Es lógico por que hace unos pocos años participo activamente de estas festividades.
Pinto: En fin, ¿cómo van los preparativos?
Strorria: Como les dije, lo tengo bajo control. No hace falta ninguna ayuda... Pero si quieren... pueden asesorarme en algunas cosas.
Teodoro: Será un placer serles útil.
Strorria: El placer es mío.

~o~

La noche había caído y uno a uno, fueron llegando los invitados. Pinto y Teodoro estaban charlando con los diferentes nobles que venían de tierras lejanas y que sólo fueron invitados por ser parte de una casa familiar de Estrek.

Pinto: Este año hay más invitados de lo acostumbrado. Todos los miembros de las casas están reunidos aquí por la celebración.
Teodoro: Sí, muchos vienen por asuntos económicos más allá del motivo de la festividad.
Pinto: Es una desgracia que ahora se utilicen para eso. Quizás por eso ha cambiado mucho. Ya no es lo que era antes. No creo que ninguno de estos nobles o cortesanos tengan malas intenciones contra mi padre.
Teodoro: Él me dijo antes de partir a Jonovia que existía un grupo conspirador. Podría ser cualquiera, señor.
Pinto: ¿Me estás diciendo que desconfíe de quienes confían en mí?
Teodoro: No, le estoy diciendo que desconfíe de quienes se aprovecharon de su confianza.
Pinto: Quizás, Teodoro, quizás. Pero esto es un juego de confianza, uno de los más difíciles de sobrepasar y cuyos resultados pueden ser más devastadores que una guerra ente Sorco y Terranova* (gobernaciones del este en pelea). Ya hemos hablado con todos y todavía no podemos sacar conclusiones precipitadas.

Pinto echó una mirada al gran salón principal. Estaban todos los miembros de las ocho casas descontando a la casa Real: los Hertz, diez miembros; los Malaw, veinticinco miembros; los Hidro del Archipiélago-Estrek, trece; los Kayda, cinco; los Diriam, nueve; los Vladic, once; los Redials, cuatro; los Gerey, dos; y... Pinto se quedó sorprendido cuando vio entre la multitud una joven de cabellos castaños y ojos verdes. Era hermosa a la vista de cualquier distancia y lucía un vestido color esmeralda. Un pensamiento llegó a él ni bien la miró.

Pinto: (¿Quién es ella?).

Pinto vio pronto desde lo lejos que la doncella se adentraba a una habitación anexada al salón principal. Pinto observó como entraba y cerraba la puerta, se sintió extrañado por aquella acción discreta y pasó por la multitud de personas saludando a los que veía en el camino hasta que llegó a la puerta. Entonces la abrió. La habitación siguiente era oscura sin embargo, parecía estar vacía. Pinto sospechó y decidió cerrar la puerta desde dentro. Se dio la espalda para cerrarla completamente cuando una sombra emergió de la oscuridad. La figura oscura golpeó a Pinto con algo que se asemejaba a una vasija. Esta se hizo añicos en la cabeza del príncipe y éste cayó inconsciente. La figura se paró frente al cuerpo mientras dijo unas pocas palabras.

"Ellos pagarán su deuda... pronto"

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