18 de enero de 2014

Capítulo 2 Parte 4: La Planicie.

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Epílogo de este capítulo:
~Parte VI [1/2]~ ~Parte VI [2/2]~

Tristana había salido de la basílica. Estaba acompañada por tres efectivos de su guardia mientras que el extraño soldado que conoció, se encontraba dirigiendo el camino en la ciudad de Dalas.

?: ¿No confía en mí?-dijo al ver que Tristana estaba acompañada por sus guardias-.
Tristana: Cualquier noble en esta situación podría traer su guardia por seguridad. No te sorprendas. ¿Por qué ayer en la basílica no me reconociste?
?: Raxl jamás me ha dicho como eras pero me habló de tu personalidad, así que me fue difícil reconocerte. Pero, cuando te oí hablarme de esa manera, supe que serías tú. En Corpulia, me dijo que eras bastante

El soldado hizo una pausa y empezó:

?: Raxl Corpus era uno de los nobles más fieles al Rey desde hace mucho tiempo como usted sabrá. Al llegar a Corpulia como representante del Rey, se encargó de eliminar a los independentistas de la gobernación.
Tristana: Eso no es nada nuevo para mí. Conozco las noticias de lo que pasa en Corpulia y en las gobernaciones.
?: Lo conocí ni bien llegó a la gobernación. Yo era un soldado veterano listo para unirme a su guardia, Él me aceptó como miembro y juré lealtad hacia Él. Lo he conocido muy bien en esos meses y, debido a su amabilidad, llegamos a ser buenos amigos. Tiempo más tarde, los independentistas fueron derrotados. Sin embargo, en aquellos días de gloria, después de celebrar la victoria y las ejecuciones a los rebeldes, Corpus fue visitado esa misma noche por una mujer misteriosa de piel pálida. Después de aquella visita, cambió. Empezó a dejar de asistir a eventos de nobles, se volvió una persona neurótica, desesperada y deprimida. Empezó a tener pánico por su alma y le temió a la muerte. Era como si la visita de aquella mujer fuera un antes y un después en su vida.

Él soldado respiró profundamente.

?: Siguió los pasos de un consejero, un hombre arrogante y falto de humanidad que lo persuadió.
Tristana: ¿Un consejero? Ningún representante del Rey ha tenido uno en años.
?: ¿No lo sabía?
Tristana: No.
?: Esto fue hace unas lunas atrás, quizás, en ese tiempo, usted estaba en Hostalia, allí donde las noticias del reino llegan muy tarde. Apareció de la nada, como la mujer pálida. Corpus lo recibió con los brazos abiertos como un fiel amigo suyo de toda la vida. Cuando le pregunté de dónde lo había conocido, me dijo que era la primera vez que lo veía, que la mujer pálida lo había mandado y que debía acatar a todos sus consejos. Pronto, su presencia en la corte de nobles de Corpulia se convirtió en aterradora. De una persona amable, pasó a ser una figura de poder y miedo.
Tristana: ...
?: Pero lo que me ha hecho y a Corpulia fue imperdonable.
Tristana: ¿Qué hizo Él?
?: Fue varios días antes de emprender viaje aquí en Dalas cuando me encomendó hacer un cruento acto. El gobernador de Corpulia, el líder de la gobernación, había acusado a mi señor de haber estado en contacto con independentistas y lo expulsó de la corte cuando en verdad jamás había hecho tal cosa. Corpus, convencido por su consejero, me ordenó envenenar al gobernador para probar mi lealtad, aquella que juré para entrar a la guardia. Yo no entendía porque debía hacer una acción demasiado precipitada.

El soldado se paró un momento de la caminata y dijo a Tristana:

?: Me negué rotundamente en mi interior pero, como juré lealtad, accedí a ejecutar la orden y... maté al gobernador.

Tristana se quedó atónita.

...El sol estaba acercándose en el horizonte...
?: Corpus me felicitó por haberlo hecho y me obligó a jurar que jamás contara la verdad a nadie. Pero, ahora que tengo la oportunidad de confesarlo, he quebrantado la lealtad que le he jurado por mi vida. Desde la muerte del líder, eliminó la corte de nobles, los acusó de conspirar contra de Él y los ejecutó uno... a uno cuando ellos tampoco habían pensado ir en su contra. Ha cambiado demasiado en este tiempo. Pero, al parecer, está maquinando algo peor de lo que yo estaba pensando y tendré que apresarlo antes que sea tarde. Por eso solicité su ayuda Lady Tristana. Es la única en quien puedo confiar al menos ahora porque conoció más a Corpus de lo que yo lo hubiera hecho. Ahora que está fuera de Corpulia, donde dominaba la gobernación, no puede escapar de la justicia. Lo que ha hecho es imperdonable.

El camino que emprendían fue bastante largo mientras hablaban. Sin embargo, ya se encontraban cerca. El sol estaba acercándose en el horizonte. Tristana, su guardia y el soldado llegaron a las afueras de Dalas. Una planicie verde que se extendía más allá de los muros hasta donde se alcanzaba la vista. Se encontraba el último edificio que separaba el final de la muralla y el exterior infinito. Era una posada abandonada. Parecía que había estado durante varios años en funcionamiento pero, después de la peste del año 195, cayó en la ruina. Sin embargo, su estructura del edificio permanecía firme.

Tristana: ¿Aquí es?
?: Sí, cuesta creerlo pero Él ha preferido resguardarse aquí. Ordenó que toda su guardia se quedara en la ciudad. Demasiado extraño.

Tristana ordenó a su guardia que se quedara fuera de la posada pero que se encontraran alerta hasta que ella saliera. Ella y el soldado fueron los únicos que entraron a la sala principal donde antes se recibían a los viajeros cansados. A pesar de que la oscuridad de la noche empezaba a dificultar la visión, pudieron divisar la luz de una vela sobre una vieja mesa de madera ubicada en el centro de la sala. En el piso, también del mismo material, se encontraban pedazos de sillas y mesas, algunas carcomidas por el tiempo. La sala tenía unas escaleras al fondo que llevaban al piso superior. De espaldas a la vela, a Tristana y el soldado, mirando la ventana que se encontraba en las escaleras, había una persona encapuchada que extendía sus brazos en forma de plegaria. Luego de unos pequeño lapso de tiempo, las bajó, se quitó la capucha y se dio la vuelta. Hasta ese momento, no había notado que alguien había entrado. Tristana y el soldado reconocieron el rostro del hombre. El rostro de éste pareció expresar una sorpresa ante la visita. La Luna empezaba a brillar en la progresiva oscuridad de la noche y nadie se había percatado de que la vela en la mesa se había apagado.

...nadie se había percatado...

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