23 de diciembre de 2013

Capítulo 2 Parte 2: La "Cuestión del Archipiélago".

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Partes de este capítulo:
~Parte I~ ~Parte II~ ~Parte III~ ~Parte IV~ ~Parte V~
Epílogo de este capítulo:
~Parte VI [1/2]~ ~Parte VI [2/2]~

Ereo: Oh, estábamos dispuestos a continuar en otros asuntos ajenos a usted. Preséntese ante la junta con su nombre y el de su familia de origen, qué gobernación representa y su correspondiente lema.
Gongora: Bien, me presento. Soy Gongora, representante del Rey en Estrek. Su lema es: "En ti confiamos, en ti creemos hasta el final de los tiempos".

En ese momento, Chímilac se levantó y dijo:

Chímilac: ¿Representante del Rey en Estrek? Eso no es posible. El verdadero representante siempre ha sido el mismísimo Rey, no un joven. ¿Hay algo que no nos has contado Ereo?
Ereo: Como sabrán, el Rey no está presente ahora mismo. Sin embargo, Él me ha pedido exclusivamente que si llegase el momento en el que tengamos que reunirnos sin su presencia, debíamos incluir a Gongora, un cortesano de Estrek y hombre de confianza. Además, me dijo que no les contara a los demás representantes hasta que llegue la reunión.

Sórfac, extrañado por el nuevo miembro de la junta, dijo:

Sórfac: Te has olvidado de mencionar tu nombre de familia, muchacho.
Gongora: Soy un Yri (hombre sin origen, huérfano), no tengo nombre de familia.
Sórfac: -ríe-¿Cómo un Yri puede ser representante del Rey si es don nadie?
Gongora: Para explicarte mejor, uno no es representante del Rey solo por tener un nombre de familia reconocido, sino por la influencia que tiene, Sórfac Reiteré. Deberías apreciar el hecho de que yo construí mi poder por mí mismo y no por nadie más.

Sórfac calló un momento, miró al joven confiado y despectivamente respondió:

Sórfac: Bah, no tiene caso hablar contigo. Ereo, ¿de verdad tiene que estar él aquí?
Ereo: Las órdenes del Rey, son indiscutibles, Sórfac. Creo que ahora es más conveniente que comencemos esta primera parte de la reunión. Unisha Lux, empiece.

Unisha empezó a hablar mientras el resto de los representantes escuchaban.

Unisha: Gracias, Ereo por permitirme el uso de la palabra. He de confesar que la gobernación del Archipiélago siempre estuvo agradecida por la ayuda que el Rey nos ha dado desde la muerte de Octav III. Pero, desde hace un año, han empezado a surgir robos y saqueos en los puertos comerciales. Hemos tenido muchos problemas en torno a pérdidas de mercaderías y oro. Los altos mandos de la gobernación ya no tienen el control suficiente para evitar o castigar por estos crímenes. Es entonces que propongo aplicar... la "Pena Fugaz" en la gobernación del Archipiélago.

Lady Tristana intervino.

Lady Tristana: ¿La "Pena Fugaz"? Eso es una medida muy drástica, representante Unisha. Solo puede aplicarse cuando la gobernación está siendo atacada por fuerzas organizadas y subversivas al reino.
Unisha: Conozco cada parámetro de la "Pena Fugaz" y es la mejor solución a este problema.

Raxl defendió a Unisha argumentando:

Raxl: La "Pena Fugaz" permite que a todo soldado fiel al Rey que viera un hecho delictivo, asesinara al que lo provocó sin remordimiento alguno. No le veo ningún problema. Jonovia aplicó la "Pena Fugaz" y ahora es una gobernación sin ladrones ni asesinos porque tienen miedo o porque están muertos.
Lady Tristana: Jonovia aplicó la medida debido a que habían fuerzas subversivas, no por tener ladrones de puertos.

Emerico entró en la conversación:

Emerico: Es cierto Lady Tristana. Los dos casos son diferentes. Si Unisha comprobase que son fuerzas subversivas al reino se aplicaría la "Pena Fugaz". Pero hasta entonces tendrá que lidiar con saqueadores.
Raxl: Es fácil decirlo que hacerlo, Emerico.
Lady Tristana: A pesar de todo, tenemos que atenernos a las normas. La "Pena Fugaz" no puede aplicarse de esta manera. En Jonovia, "Pena Fugaz" dio un descontento en la población, hasta duplicó la acción de las fuerzas subversivas y adhirió más infieles a sus filas.

Chímilac interrumpió:

Chímilac: La gobernación del Archipiélago corre el riesgo de que su población se subleve en contra de las autoridades si estos hechos siguen. Remarcarán que en estos casos delictivos, las autoridades no pueden hacer nada.
Lady Tristana: ¿Está diciendo que se debe imponer la "Pena Fugaz" para prevenir esta situación? Siempre existe una solución mejor, otro camino en donde no corra sangre de los fieles al Rey por equivocación.
Chímilac: Ellos no son fieles al reino. Ellos roban puertos con mercaderías y oro que son de comerciantes y nobles que han jurado fidelidad al Rey.
Lady Tristana: Pero no podemos aplicar la "Pena Fugaz" cuando no existe atentados contra la vida de esos nobles y las autoridades de la gobernación. Solamente hay saqueos que se pueden solucionar por otro método.

Nison argumentó entonces:

Nison: Creo que hablo por muchos cuando quisiera que el representante del Rey en Jonovia nos hablase para que nos diga si la "Pena Fugaz" es viable también en Archipiélago.

El representante en Jonovia, Rira Escarlata, se levantó de su silla y dijo con voz diplomática:

Rira: A decir verdad, lo que plantea Lady Tristana es cierto. Sin embargo, existen momentos en los que hay excepciones a la regla que son ignoradas y dejadas de lado que deben tomarse en cuenta. Estoy a favor de Unisha Lux. Los saqueadores pueden que sean criminales fieles o no al reino pero la situación se ha vuelto mucho peor después de que algunos rebeldes destruyeran los puertos cerca de Hidro. Mas tengo que decir que en decisiones así, necesitamos la decisión del Rey.

Ereo explicó:

Ereo: Pero, debido a su ausencia y según sus instrucciones, Gongora es el encargado de decidir qué se debe hacer.
Lady Tristana: ¿Él? ¿De verdad mi padre, el Rey Estrek V, confió tales poderes a un cortesano?

Gongora se levantó y dijo:

Gongora: Lady Tristana, no se comprometa a discutir las órdenes del Rey.

Lady Tristana, miró seriamente a Gongora y a los demás miembros de la junta con su único ojo.

Gongora: Reanudo mi decisión frente a la ahora llamada "Cuestión del Archipiélago" y he decidido que la "Pena Fugaz" será aprobada. La gobernación del Archipiélago podrá aplicarla con tal de evitar una subversión. La reunión ahora se dará un descanso y mañana continuaremos.

De este modo, los representantes del Rey se retiraron uno a uno de la habitación hasta que quedó Lady Tristana y Gongora.

Gongora le entrega a Lady Tristana una carta sellada.
...le entrega una carta sellada...

Gongora: El Rey mismo me ha dicho que tendría problemas con usted y, por ese motivo, se me ha entregado esta mañana una carta que solo Lady Tristana y solamente ella puede abrir. Su padre, el Rey confía plenamente en usted, en mí y mis decisiones. Tendrá que aceptar el hecho de que soy yo el que toma las decisiones.

Gongora se retiró y Lady Tristana se quedó sola. Decidió guardar la carta y salir. Caminaría en las galerías hasta la entrada de la basílica donde se reuniría con su séquito. En una de las galerías se acercó a una ventana para ver el esplendor de la ciudad de Dalas y calmarse de todo lo sucedido en aquella reunión. Fue entonces cuando empezó a pensar acerca de lo sucedido en la reunión:

"Es raro que un Yri pueda tener tanto poder, totalmente imposible. No me interesa lo que haya decidido a favor o en contra mía sino que Él no es el Rey"

Desvió la mirada hacia la salida de la basílica y pudo reconocer a pesar de la distancia a Raxl Corpus hablando a un soldado de su guardia y a su lado a Chímilac Firitsa.

"Mi padre no puede haber hecho esto..."






"...¿o sí?"




"Quizás..."




"...pero ya no confío en Raxl y menos en Gongora"





"Como sea, debo leer esa carta cuanto antes pero este lugar no es conveniente"




Tristana respiró profundamente, ordenó sus cabellos castaños, acomodó su parche y reanudó su marcha hacia la salida. Pero, mientras pensaba en su camino mirando las ventanas, su hombro chocó con el de un soldado armado que estaba pasando por la misma galería. Los pensamientos de Tristana se vieron interrumpidos y su mirada se fijó en aquel hombre que siguió su camino a pesar de toparse con la mismísima hija del Rey. Era de cabello castaño con tonos grises. De un momento a otro, el hombre giró levemente su cabeza mostrando sus ojos grises y sus dos cicatrices, una en la mejilla derecha y otra en la ceja del mismo lado. Luego de un pequeño tiempo, dejó de mirarla y siguió su camino. Tristana se extrañó de esto pero, dispuesta a leer la carta, se dirigió de vuelta a la salida ahora pensando quién era ese torpe soldado.

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