28 de febrero de 2014

Capítulo 3 Parte 3: Misterios por descubrir.

Índice General
<<|~Capítulo 3~|>>?
Partes de este capítulo:
~Aun no organizadas hasta que el capítulo termine (Ver Índice General)~

Anaarq: Un momento, ¡¿Pinto Ener, el hijo del Rey Estrek V?!
Figura: Sorprendido, ¿no? Secuestrarlo fue un problema. Quizás necesite un poco de tiempo para explicarte.

La figura misteriosa, después de decir esto, se detuvo y observó a Anaarq durante unos momentos. Finalmente, preguntó:

Figura: Así que, hermana, ¿acaso es esta la persona de la que me estabas hablando?
Mujer: Sí-asiente con la cabeza-.
Figura: Me lo imaginaba más alto.
Mujer (Enmascarada): Con el tiempo la versión de la historia cambia.


La figura se quitó la máscara mostrando un rostro completamente vendado a excepción de su boca, su largo pelo negro y sus ojos. Estos, aun ocultos tras las vendas, se los podía ver. La mujer de la máscara se volvió a Anaarq y le dijo:

Enmascarada: Anaarq, te presento. Ella es la persona a la que estábamos esperando.
Anaarq: ¿Cuál es su nombre?
Figura (Mujer vendada): ¿Nombre? Nosotros no necesitamos eso.

Un silencio ambientaba el espacio. La mujer de la máscara dijo en voz seria pero calma:

Mujer (Enmascarada): Anaarq, lleva a estas personas al carromato y espera afuera.
Anaarq: ¿Por qué solo yo? Necesitaré la ayuda de la chica fortachona.
Mujer vendada: Vaya, ¿así de gracioso eres?
Anaarq: Solo pedía algo de ayuda. Bien, las dejaré a solas.

Anaarq salió de la casa cargando con dificultad los dos inconscientes cuerpos. La mujer enmascarada miró como la puerta se abría y cerraba. Luego de unos momentos, con voz calma, prosiguió.

Enmascarada: Pasemos a otro tema que me concierna más, hermana, ahora que no está Anaarq. He sentido un desorden en Estrek. Dime, acerca del plan maestro, ¿quién lo ha cambiado?

La mujer vendada parecía expresar una sonrisa desde su rostro vendado. Respondió entonces:

Mujer vendada: Crucia Camelia.
Enmascarada: Es imposible. Ella está en Bagres, no en Estrek.
Mujer vendada: No es cierto, hermana.
Enmascarada: ¿Cómo es posible?

A pesar de que la mujer de la máscara estaba hablando calmadamente, parecía estar nerviosa. La mujer vendada prosiguió.

Mujer vendada: Te lo explicaré. Crucia abandonó la guardia de Lady Tristana y fue a Fergus para estar al servicio de Racus Faraday.
Enmascarada: Entonces...
Mujer vendada: Racus no murió esa noche como estaba destinado a ser. Crucia lo hizo en su lugar. Por consiguiente, Ría Tirián todavía no ha concretado su venganza.
Enmarcarada: ...

La mujer perdió la calma.

Enmascarada: Es increíble que solo un cambio así pudiera alterar todo el plan maestro. Si sigue así, "Ella" tomará cartas en el asunto.
Mujer vendada: No deberías sorprenderte, hermana. Tú, yo y los otros sabíamos que existiría la posibilidad de que alguien trastornaría el plan maestro.

Miró seriamente a la mujer vendada y volvió a su voz calmada.

Enmascarada: No. Esto es muy diferente a lo que yo pensaba como un simple desacomodo. Crucia está muerta y, con ella fuera, todo el plan maestro se desbaratará de a poco. Ría tiene que completar su destino cuanto antes para evitar que ella muera también.
Mujer vendada: No, es demasiado pronto. Ahora que está en nuestras manos, Racus irá en su búsqueda.
Enmascarada: ¿Racus?
Mujer vendada: Puede que suene extraño, quizás solo sea una corazonada, pero hubo una relación un tanto cercana entre Crucia y Racus.
Enmascarada: ¿Una relación? Esto no puede empeorar más. Sentimientos.
Mujer vendada: No puedo asegurar nada pero presiento que vendrá a buscarla así que debemos protegerla. Si Ría muere, su destino no será completado, el plan maestro será destruido y "Ella" desaparecerá.
Enmascarada: Pero sin Crucia--
Mujer vendada: No te preocupes por el deceso de Crucia, hermana. Su papel en este plan maestro era pequeño y además no es ninguno de los destinados. Podemos reemplazarla como un eslabón de la cadena.
Enmascarada: Sí, tienes razón. Pero lo que me preocupa ahora es cuando esos dos despierten del largo sueño.

Mujer vendada: Sin embargo, antes que reanudemos nuestro viaje, hay algo más que tengo que decirte...

~o~

Anaarq: Vaya, que pesados son.

Anaarq notaba que la lluvia había cesado mientras cargaba los cuerpos hacia el carromato. Este se ubicaba cerca de la vieja casa. Estaba tirado por dos caballos, uno negro y otro gris. A pesar de que la mujer enmascarada y él llegaron a Páramos Perdidos caminando, sabían que el visitante, la mujer vendada, vendría con un transporte. Anaarq cargó los cuerpos de ambos y los puso adentro del carromato. Cuando terminó el trabajo, contempló la carga y se dijo a sí mismo:

Anaarq: ¿Cuál es el sentido de llevarlos hasta dentro de la casa si lo volveríamos a poner en el carromato? Me molesta estas cosas innecesarias que hace ella.

Miró a las dos personas que había llevado. Ambas estaban vestidas de campesinos en vez de las ropas de nobles. Se dijo entonces a sí mismo.

Anaarq: Un momento, si ahora están vestidos así eso significa que...

Anaarq, en efecto, sabía que había sucedido.

Anaarq: Esa mujer vendada... Está dispuesta a hacer todo para que yo complete mi cometido. Vaya que están dormidos. ¿Qué le habrá puesto ella para que se mantengan así?

Dirigió la mirada a Pinto y entró al carromato para observarlo de cerca. Su apariencia era la de un joven de pelo castaño y una nariz de un tamaño un poco mayor del promedio. Anaarq sacó su cuchillo y lo ubicó cerca de la garganta de Pinto.

Anaarq: Así que este es el hijo mimado del Rey. Muchos darían vida por ser él. Yo simplemente lo haría sufrir por su arrogancia.

Anaarq alejó su cuchillo y lo guardó.

Anaarq: Pero parece tendrá que seguir con vida.

Miró a la mujer, Ría. Sus cabellos eran de unos castaños claros y su tez era pálida.

Anaarq: Así que ella también tiene algo que hacer. ¿Por qué esa mujer necesita de estos ricos? Debería preguntarle la próxima vez. Pero, esta chica es bastante joven.

Anaarq observó el rostro de Ría por unos momentos. No caía en la cuenta de porqué estaba tan lejos de lo que sería su hogar. Luego de un momento, notó que tenía una mancha de barro en la mejilla. Sacó un pañuelo gastado de uno de sus bolsillos y trató de quitarla. Después de haber sacado la mancha, miró estupefacto la tez pálida. Sin pensarlo, acercó lentamente su mano al rostro de la mujer y acarició la mejilla de la joven.

Anaarq: Vaya rostro más suave.

Sin embargo, alejó su mano precipitadamente.

Anaarq: Increíble, ¿qué estoy haciendo? No me meteré más en el fango de donde estoy. Diablos. Aun así es bastante... ¿linda? -suspiro- ¿Cómo pudo acabar aquí?

Anaarq decidió sentarse en uno de los costados interiores del carromato mientras seguía observando a Ría. Pasó bastante tiempo hasta que los ojos de la mujer empezaron a abrirse de a poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario